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sábado, 22 de febrero de 2020

FRAUDE EN LA SEGURIDAD SOCIAL EN EL REGIMEN ESPECIAL TRABAJADORAS DEL HOGAR


ES PROFESORA DE DERECHO DEL TRABAJO EN LA UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO.

PUBLICADO
2020-02-22 06:29

Conservo como oro en paño la carta que dirigió a la opinión pública una veterana profesional de la gestión de la Seguridad Social, fechada el 14/6/2012. Venía a decir que si después de unas cuantas vueltas, ella misma no había sido capaz de dar de alta a su trabajadora de hogar en la oficina de la Tesorería a la que acudía cotidianamente por otras gestiones, era imposible que cualquier otra persona lo consiguiese. Habló de improvisación y de falta de información.
El Tribunal Contencioso Administrativo de Murcia, en sentencia de 31/5/2019, declaró fraudulentos los contratos que una trabajadora de hogar embarazada había presentado pretendiendo —habráse visto, y de una sola tacada— regularizar su situación y cobrar posteriormente una baja por maternidad.
El asunto lo había detectado la Unidad de Prevención del Fraude de la Tesorería General de la Seguridad Social. Una trabajadora que pertenece a la ATH-ELE, contaba esta misma mañana que como lleva de baja desde el pasado 19 de diciembre, la Inspección de la Seguridad Social le ha llamado por teléfono para que acuda con toda la documentación que justifique su estado. No podrá acudir, porque tiene que estar en la cama reposando boca abajo, pero le hemos aconsejado que deje buena constancia documental de todo, no le vayan a retirar la prestación sin más trámite por no haber acudido a la cita.
Ocupados como están machacando a la gente pequeña, se les pasó por alto que desde el año 2012, la Tesorería de la Seguridad Social (TGSS) estaba recaudando las cuotas de hogar sobre la base de los salarios declarados por la parte empleadora en la fecha del alta inicial, sin ningún cambio. Esto se hizo muy evidente en 2019 en los contratos a tiempo completo de gente interna y externa, que legalmente y de acuerdo al salario mínimo hubiesen tenido que cotizar como poco por 1.050 euros al mes.
Ninguna de las bases que veíamos de las contratadas antes de 2019 estaba actualizada: en algunos casos cotizaban por 743 euros al mes, y en otros, por 877 euros (dependiendo de factores diversos), porque como se ha dicho, la Tesorería se limitaba a aplicarles los salarios declarados en 2012 y posteriores. ¿De quién ha sido la responsabilidad? Aunque saltaba a la vista, nunca quisieron pararse a determinar cuál era el salario que correspondía aplicarles legalmente, como era su obligación.
La ceguera voluntaria de la Tesorería tenía un problema: las altas de las trabajadoras habían sido a tiempo completo, y así constaba en sus archivos. La solución para cuadrar todo fue atribuirles jornadas a tiempo parcial, y reconocerles como cotizados menos días de los que les correspondían. En febrero de 2020, ha pasado por nuestra asesoría una trabajadora interna desde 2014, que seguía cotizando por 743€ desde enero de 2019, y le habían reconocido 106 días cotizados de menos en el periodo diciembre de 2014 febrero 2020. La situación se produce al pasar del antiguo Régimen Especial en el que se pagaba una cuota única, al Sistema especial de empleadas de hogar de 2012, en el que se paga según el salario. Estando formalmente en el Régimen General, les falta el desempleo, la cotización por salarios reales, el cálculo de las pensiones como al resto de la gente trabajadora, es decir, con cobertura de los vacíos de cotización…pero no me detengo en esto, me apartaría del objetivo principal de este escrito.
En el nuevo Sistema especial, la gente empleadora acude a dar el alta, deja su número de cuenta para que le cobren lo que corresponda, y cree que ya ha cumplido, porque nadie les ha advertido de que deben comunicar las variaciones del salario. La dejadez en la gestión de la TGSS tendría más aspectos, como que durante estos años se han admitido comunicaciones de salarios incompletas, que no incluían la parte proporcional de las pagas extras, o que se han inscrito declaraciones de salarios netos en lugar de los brutos…la lista de despropósitos sería jugosa, pero también me apartaría del objetivo principal. Una vez detectado el asunto, la infamia continúa.
Cuando a mediados de 2019 denunciamos lo que hemos visto, la Administración de la Seguridad Social niega su responsabilidad. Se nos dice que la obligación de ajustar los salarios es solamente de la parte empleadora, que la competencia legal de la Tesorería se limita a cobrar las cuotas aplicando el salario que se le ha comunicado. Falso, las normas les dan no solo la capacidad sino la obligación de controlar la exactitud de los datos sobre los que la gente cotiza. Unas veces, pueden pedir la colaboración de la Inspección de Trabajo, y otras, cuando el asunto es más claro que el agua, pueden requerir directamente al empleador.
Escribo esto con la tranquilidad de tener encima de la mesa una resolución de 2019 de una oficina de la TGSS de Madrid (tienen cierta autonomía en la gestión), que al advertir que una trabajadora dada de alta por 40 horas estaba en 2019 cotizando por debajo del SMI, requiere a los empleadores para que en el plazo de 10 días demuestren documentalmente que trabaja menos, con la advertencia de que en caso contrario van a atribuirle el salario mínimo interprofesional. ¡Cómo no iban a poder hacerlo!
Profesionales de las gestorías de seguros sociales consideran imposible que una situación como la descrita se haya mantenido de manera generalizada en los años sin una política deliberada de mirar para otro lado. Dicen que en el Régimen General ordinario, teniendo como tenían todos los datos que indicaban falta de actualización, la TGSS hubiese emitido un requerimiento a la empresa para que rectificase el desajuste de salario y jornada, y caso de falta de respuesta hubiese enviado el expediente a la Inspección de Trabajo. Esto, caso de no haber actuado por sí misma, como he explicado. Ante la denuncia pública, Tesorería ha empezado a actualizar algunas cotizaciones mal hechas, pero siempre a partir del mes en el que revisa el expediente.
Este problema es una pesadísima herencia de ocho años de mala gestión del PP, que pasó bastante tiempo inadvertida
Hemos visto en febrero de 2020 el informe de una interna que en 2019 cotiza sobre 877 euros al mes de enero a septiembre, y es solo en octubre cuando le pasan a 1.050 euros. Aquí hay un problema que no quieren reconocer: tienen decidido no molestar a la parte empleadora con una reclamación de atrasos que proviene de su mala gestión. La opción es privar a las trabajadoras de sus derechos, o, como hicieron PSE y PNV en el Parlamento Vasco, tirar por la vía cínica, negándoles su apoyo y recomendándoles la denuncia individual como toda solución. El salario mínimo de 950 euros en catorce pagas, se publicó en el BOE del miércoles día 5/2/2020.
A la gente trabajadora del Régimen General, le van a cotizar sin ningún problema desde el 1 de enero sobre las nuevas bases. No en el Sistema de hogar, y esto no solo está pasando en Bizkaia. El viernes día 7 de febrero, el sistema informático de la TGSS no permitía meter la variación del salario de una trabajadora con efectos al 1 de enero. El motivo es que las variaciones de datos en el Sistema de Hogar tienen que hacerse en el plazo de tres días desde la fecha en que tienen efecto. Gente que ha acudido personalmente a las oficinas de la TGSS, ha escuchado el “está Ud. fuera de plazo”.
O la administración de la seguridad social, busca que te rebusca, localiza por algún lado su competencia legal para ordenar este caos, o continuará esta situación para la que no, qué digo, sí que hay palabras. Son clasismo, patriarcado, y racismo. Esto ha pasado porque son pobres, mujeres y, en muchos casos, migrantes.
Hace unos días, el Defensor del Pueblo ha archivado la queja que le presentamos en noviembre de 2019 organizaciones de trabajadoras de hogar de todo el Estado, porque acepta los argumentos con los que la Secretaría de Estado de la Seguridad Social y la TGSS defienden su postura. No encuentra nada que recomendarles, aunque si lee esto y se entera de que el sistema informático de la seguridad social ni siquiera permite actualizar salarios al mínimo desde el 1 de enero de 2020… quien sabe, a lo mejor descubre que tiene tarea.
Este problema es una pesadísima herencia de ocho años de mala gestión del PP, que pasó bastante tiempo inadvertida (aunque la sección sindical de CGT en la Tesorería General de la Seguridad Socia llevaba tiempo denunciándolo), transmitida en 2019 al PSOE, que ha optado por dar largas y negar su responsabilidad institucional,… ¿Podemos esperar que se afronte ahora

viernes, 21 de febrero de 2020

DERECHO A DECIDIR COMO SER CUIDADA

La imagen puede contener: texto

Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD)

GETAFE/Tribuna con acento (20/02/2020) – Según los informes (OIT y la OCDE) cuatro sectores son los que  generarán más puestos de trabajo en los próximos años: las actividades digitales, el empleo verde relacionado con la transición energética, el sector de los cuidados a las personas, que aumentará su importancia a medida que aumenta el envejecimiento de la población y, consecuentemente, la formación en estos mismo sectores.
El objeto de este pequeño artículo es describir la naturaleza contradictoria  a la que estamos abocados en el área de  «los cuidados», especialmente  en el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD). Queremos abordar una polaridad no resuelta. Por un lado, el trabajo asalariado en un contexto donde la actividad humana es suspceptible de ser explotada por cualquier estructura empresarial para aumentar sus beneficios económicos. Y de otro lado, estamos hablando de una actividad que se realiza en la intimidad de un  hogar que supone cocinar, limpiar, sentarse alrededor de la mesa, compartir la palabra, el gesto, romper las soledades o escuchar el  duelo de la perdida de un ser querido… Y, ello debe ser realizado por personas de una delicadeza exquisita de saberes, experiencia profesional y afectos donde debe predominar «el cuidado y el trabajo bien hecho».

La presencia y  proximidad nos lleva a mirar con otros ojos  la fragilidad humana, una mirada de doble dirección, nos centramos en «otra» persona que tiene necesidades evidentes  de compañía, que no tiene capacidad de desenvolverse por sí misma, requiere mucha atención y paciencia, tiempos lentos para vestirse, asearse… Nos encontramos con existencias vulnerables condicionadas por la enfermedad y el envejecimiento, pero «nuestro tiempo y tareas en cada hogar está tasado«.

Trabajadoras de ayuda a domicilio: «El nuevo precariado»

La plantilla de trabajadoras (mayoritariamente mujeres) no es fija,  depende del número de personas atendidas en cada momento. Es una cifra fluctuante por varios fenómenos: debido al hecho de la avanzada edad y la vulnerabilidad de la salud, hay personas que fallecen, otras que se destinan a otros dispositivos (residencias), etc. En esos momentos las trabajadoras se quedan sin empleo, o disminuye  la jornada  laboral y, consecuentemente, su salario.
Por la razón anterior u otras, la empresa prefiere tener a más trabajadoras disponibles en lugar de completar horas y que éstas tengan jornada completa. Es evidente que para la empresa es más rentable y eficiente  tener una plantilla flotante que personal permanente. Es una situación que redunda en la necesidad de que las trabajadoras busquen otros trabajos complementarios para completar jornada y salario. Las trabajadoras  no pueden planificar sus gastos porque desconocen cuáles van a ser sus ingresos a finales del mes.
Además, lleva implícito la ausencia de conciliación de vida familiar.  Y se vuelve a iniciar el proceso cuando se renueva la lista de espera susceptible de recibir Ayuda a Domicilio. El inicio de entrar en un domicilio requiere «una limpieza a fondo». Ya que son hogares que no han sido atendidos con regularidad y se encuentran en un estado de higiene y limpieza especialmente deteriorado. Se dan situaciones en que las trabajadoras no conocen qué riesgos se corre en determinados hogares. Pueden encontrarse atendiendo a usuarios «problemáticos», o con determinadas enfermedades (mentales o infectocontagiosas), o con situaciones periódicas -gripes- especialmente graves por el tipo de población que se atiende porque son grupos de riesgo.

La responsabilidad municipal para favorecer «un trabajo decente»

Como bien sabemos, los cuidados deben situarse en el centro del bienestar de la persona/hogares y  articularse como una responsabilidad colectiva, además de dejar de asociarlos directamente con las mujeresSe debe incidir en buscar soluciones que ofrezcan seguridad al personal  del servicio de ayuda a domicilio y no precaricen el empleo. Este es un riesgo que muchas veces está presente en las soluciones que buscan exclusivamente la reducción de costes del servicio prestado. Las decisiones políticas o la reducción de costes no pueden entrañar riesgos de empeorar el servicio. Los intereses de las personas y los hogares más frágiles deben ser tenidos en cuenta en la adjudicación de los pliegos.
Entendemos que en el área del SAD y SAAD se dan todos los componentes ideales para que el Gobierno Municipal en el sentido de la «juntura humana» ante situaciones de vulnerabilidad tiene la capacidad  de unir lo diferente y caminen en la misma dirección de respeto. Se trata de exigir todos los derechos -y deberes- de esta nueva realidad de los cuidados: una observación estricta de los criterios de adjudicación a «contratistas privados». Estos actores deben: revitalizar el contrato social para mejorar la calidad de vida de las trabajadoras; contribuir a cerrar la brecha de género; mantener una formación permanente y actualizarse profesionalmente; facilitar el acceso a las delegadas de Salud Laboral e inspección del trabajo, hoy denegado bajo pretexto de privacidad del hogar (protección de datos); los equipos de Protección Individual que usan las trabajadoras son insuficientes o de mala calidad (mascarillas, cambio de bata de un domicilio a otro, etc.).

Emprender el camino de la economía social

Ante las situaciones anteriormente descritas y los cambios políticos producidos especialmente en el ámbito local y autonómico, se  ha de poner el acento en la necesidad de recuperar la gestión pública de servicios privatizados. En esta dirección la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de contratos del sector público  ha dado algunas respuestas. Bien es verdad que el marco legal ofrece muchas facilidades para la privatización pero no tantas para la reversión a la gestión pública.
Sin embargo, el gobierno municipal  tendrá que tomar muy en cuenta esta mutación del trabajo, para que el territorio de Getafe sea el lugar privilegiado donde se fomenta la Economia Social y los valores de solidaridad y democracia, es decir, garantizar las condiciones laborales dignas, al mismo tiempo que se asegura y se mantiene la calidad y regularidad del servicio. En definitiva, estamos hablando de Cohesión Social. Ello requiere diálogo y negociación entre las partes. El acuerdo con las organizaciones sindicales se hace necesario en la fórmula de gestión que se adopte. Resulta paradójico que una sociedad exigente para el amplio mundo de los cuidados, mantenga a las trabajadoras que los prestan en situación de precariado, sobre todo, cuando se dan los tres componentes básicos: cuidado de las personas, trabajo decente y responsabilidad pública.                                 
Andrés Aganzo   20/02/2020

Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD)

Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD)

miércoles, 19 de febrero de 2020

MUNICIPALIZACIÓN DEL S.A.D.

ACTO AYUDA A DOMICILIO
El jueves día 13 de febrero en el centro cultural de Carabanchel, tuvo lugar un acto donde se debatieron las carencias de calidad que sufre el servicio de Ayuda a Domiclio para las personas dependientes.
En este acto intervinieron: una Trabajadora Social del ayuntamiento , la portavoz de la Plataforma de ayuda Domicilio Estatal (Concha) y una Representante de auxiliares de Madrid (Elena Vidal).
Empezo la reunión hablando la trabajadora Social del ayuntamiento, reconociendo que son conocedores de que las prestaciones del servicio son vulneradas y no se aplican por parte de las empresas como debiera, indicando que se reciben reclamaciones de usuarios al respecto. A su vez informa que es el Ayuntamiento principal el que debe de controlar que la calidad de este servicio se lleve correctamente, atendiendo principalmente al cuidado personal y no dando prioridad al servicio de limpieza.
Por parte de Concha de la Plataforma de ayuda a domicilio, se expone la problemática del Sector, informando de la precariedad laboral que sufre el auxiliar, su disponibilidad de todo el dia para llevarse 800 miserables euros al mes, el estrés que sufren por la explotación a que son sometidas , el no saber que vida personal tienen para poder estar con su familia, etc etc.
Informando a su vez, de que el usuario/a no está bien atendido y el objetivo principal que es priorizar la autonomía personal del usuario, no se cumple.
Añadió que el personal , está cualificado y esta cualificación parece ser que es una fachada porque no se pone en practica.
Por parte de Elena Vidal ,se expuso los abusos de la empresa en cuanto a los cambios continuos de usuarios y de horarios, intromisión de la empresa en la vida ppersonal del auxiliar, disponibilidad de todo el dia , abuso de horas de jornada, material de prevención insuficiente , enfermedades profesionales no reconocidas, abusos en el servicio por parte de familiares del usuario/a , obligando al auxiliar a realizar limpiezas continuas y dejando los cuidados personales abandonados etc etc.
Os ponemos un video de una parte de la exposicion , informando un poco de todo lo que nos pasa.
Al final de la reunión, se llegó a la conclusión de que, mientras el servicio se siga llevando por empresas privadas, cuya finalidad es llevarse las máximas ganancias a final de año, es dificil que el servicio tenga un resultado de bienestar social, ni para usuarios ni para trabajadores/as.
Con lo cual, lo más aconsejable para el servicio de Ayuda Domicilio, sería que el Ayuntamiento mediante una empresa municipal, se hiciera cargo de éste.
Tengamos en cuenta, para más datos, que cada hora de servicio , el Ayuntamiento paga 18 euros, y el auxiliar recibe por esa hora de trabajo alrededor de 8 euros.
El personal que atiende la ayuda a domicilio, es un personal mal pagado, mal considerado y muy presionado. Que acude al trabajo con estres y ansiedad por la presión a la que es sometido.
Un personal que utiliza este trabajo como transición mientras no encuentre otro mejor.
Con una certificación Profesional que es nula, puesto que tanta formación de cuidados de higiene, Atención psicosocial, mantenimiento de la autonomía personal, y sin embargo vamos a los domicilios a limpiar cocinas a diario, dejando en la mayoría de los casos, atenciones personales sin cubrir.