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lunes, 10 de mayo de 2021

LOS CUIDADOS - Eukene Pardo ASOCIACION ASADE

 

Cuando hablamos de los cuidados hablamos de responsabilidad mutua,  de prioridad social, con un gran coste económico y personal.  Si la sociedad no se hace responsable de las personas más desfavorecidas y  dependientes, deshumanizamos los cuidados. Todas las personas somos social y humanamente interdependientes y necesitamos diversos cuidados a lo largo de nuestra vida. Recordemos que humanizar significa cuidar desde el respeto. El envejecimiento de la sociedad, la baja natalidad, la esperanza de vida nos hacen reflexionar que debemos construir desde la pluralidad, socializar los cuidados, no responsabilizar únicamente a las mujeres de ellos, y eso nos aboca en un cambio tanto de valores como de organización social, con una real igualdad de oportunidades y con una corresponsabilidad de los hombres. La sociedad va cambiando antes que las leyes,  hacia nuevas formas de cuidado y actualmente estamos trabajando para cambiar y educar en  un modelo de auténtica corresponsabilidad entre mujeres y hombres y por una distribución justa y equitativa de las tareas a realizar en el hogar familiar.

El modelo que defendemos  tiene  como objetivo que la sociedad en general, y los hombres en particular, sean corresponsables en el sostenimiento de los cuidados así como garantizar los mismos con unos servicios sociales de calidad, en  la atención a las personas dependientes, con diversidad funcional, a los recién nacidos y a los menores.

El cuidado no es exclusivo del ámbito familiar o doméstico, sino que es una necesidad de todas las personas. Los cuidados a corto y largo plazo no pueden centrarse exclusivamente en cubrir las necesidades básicas de las personas mayores, ya que hay que atender otros aspectos fundamentales para su propia vida, su propia independencia emocional y su derecho a ser cuidada dignamente. Estos cuidados  realizados por la familia, las instituciones públicas y el mercado formado por empresas con ánimo de lucro, además del voluntariado y las organizaciones del Tercer Sector, deben reorganizarse mediante un apoyo mayor de servicios públicos y reducir los horarios en  las jornadas laborales además de  apostar por un modelo de cuidados compartidos. El dinero público es para amparar a la sociedad no para que algunos se lucren con ello.

Incidir en una mayor configuración del empleo doméstico emplazaría más a repartir que a compartir el cuidado. Resulta incuestionable la prioridad de caminar hacia propuestas que aboguen por limitar, repartir y compartir el tiempo de todo el trabajo, no solamente del remunerado. 

El objetivo es facilitar la reducción de la desigualdad existente entre mujeres y hombres en las tareas de cuidados, replanteando,  la organización social del cuidado, mediante una respuesta colectiva al problema, y no responsabilizar únicamente a las mujeres, por ser una mano de obra barata, no remunerada.  No podemos seguir  creando  empleos para el cuidado, que impidan el cuidado personal e individual. Las personas cuidamos a personas. Reorganizar la estructura laboral, la forma de educación de género,  son urgencias que se plantean tras la crisis de cuidados, impulsada por el actual sistema socioeconómico. Resulta igualmente imprescindible eliminar la condición que prevé como único acceso a los servicios de dependencia, la prestación por cuidados en el entorno familiar, ampliando el foco a la responsabilidad compartida de los cuidados, Una respuesta institucional, a través de la creación de servicios profesionales para atender a las necesidades de cuidado, la municipalización del SAD, mayor cantidad de guarderías municipales, de Centros de Día,  así como  respuestas comunitarias que refuercen los vínculos afectivos y a un modelo convivencial compartido, es una necesidad inherente.

La prioridad política debe  establecer  los cuidados sociosanitarios como base primordial, con un coste público y social para asegurar una calidad del servicio, una regulación laboral y una garantía al derecho de las personas a ser cuidadas en su entorno personal.